Como otras tantas del pueblo nuestra familia cuenta con su propia bodega subterránea tradicional. Desde tiempos remotos, hogar de vino casero y lugar de encuentro para los allegados, hoy es además uno de los principales atractivos turísticos del Albergue “Hosting Duero”.
Visitarla es visitar el pasado. Un viaje en el tiempo, a una época donde el ritmo de vida era más pausado y parte de la felicidad residía en pequeños momentos de ocio en torno a un jarro de vino recién salido del carral.
Sin embargo, estás construcciones son también parte del futuro de la Ribera del Duero. Arquitectos y enólogos tratan de estudiar las características de este tipo de bodegas para poder reproducir las condiciones ideales de la crianza y conservación del vino. Así la investigadora Marta Palacios afirma que “son un ejemplo de arquitectura bioclimática, de aprovechamiento óptimo de los recursos naturales y humanos y de eficiencia energética”
Nuestra cava está situada en el cotarro de San Pedro. Un pequeño cerro sobre la curva que el Duero hace a su paso por Pesquera y que constituye un auténtico museo etnográfico al aire libre. Casillas y luceras se intercalan y apiñan a lo largo de unas laderas que podemos afirmar que son el embrión de la potente industria vitivinícola pesquerana.